martes, 5 de abril de 2011

Un antojo es la cicatriz de un deseo

Resulta curioso el eterno enfrentamiento al que hemos condenado desde siempre a la palabra y a la imagen. Una imagen vale más que mil palabras -aseguramos. La Red ha acentuado más si cabe ese divorcio.

Fijémonos,ahora, en el título. Alguien que es capaz de definir así una mancha sufre seguramente un gozoso tipo de daltonismo: le cuesta distinguir el caracter del trazo, la pincelada del grafema; no sabe dónde termina el color y empieza el sonido. Y es que Sergio Astorga, nuestro invitado de este mes, lleva tiempo buscando la línea que le falta a la palabra. Los frutos de esa empresa los recoge en Antojos y en libros como Temporal.


Crédito de la imagen

Creador incorregible, inventa para esta bitácora un mito, lo ilustra y lo interpreta con una lírica que recuerda a Góngora y al 27.

Esperamos que este genial daltónico no se cure nunca y -crucemos los dedos- que nos acabe contagiando.




Sergio Astorga